miércoles, 7 de mayo de 2014

La espiritualidad lasallista es una forma de vivir la espiritualidad cristiana con la perspectiva o dimensión especial que aporta el carisma lasallista. No es un “plus” añadido a la espiritualidad cristiana sino una forma de vivir la comunión eclesial para la misión.

La espiritualidad lasallista nos ayuda a descubrir y vivir la tarea educativa como lugar privilegiado de la relación del educador con Dios. Es una “espiritualidad de la mediación”, pues nos descubre a nosotros mismos como instrumentos en la Obra de Dios, como mediadores de su obra salvadora con los jóvenes, ministros y representantes de Jesucristo, palabra viva de Dios para aquellos a los que somos enviados.

El núcleo central de la espiritualidad lasallista está ocupado por el “espíritu de fe y celo”. Puede decirse que a partir de este núcleo, o generada por él, se va constituyendo. Movidos por el espíritu de fe podemos descubrir a Dios y ver cómo se nos revela en el campo de la misión recibida. 
Gracias al espíritu de fe leemos nuestra historia diaria como historia de salvación y encontramos en Dios el sentido último de lo que hacemos.

La experiencia nuclear cristiana es la experiencia del amor de Dios. Al vivirla desde el espíritu de fe y celo en la misión que se nos ha confiado se va desarrollando la espiritualidad lasallista y ésta se va llenando de nombres, de historia, de vida, de lugares y símbolos… Los lasallistas sabemos bien cuáles son…
San Juan Bautista de La Salle (Jean-Baptiste de La Salle) (30 de abril de 1651, Reims Francia - 7 de abril de 1719, Saint-Yon, Distrito de Ruan) fue un sacerdote, teólogo y pedagogo francés innovador, que consagró su vida a formar maestros destinados a la educación de hijos de artesanos y de niños pobres de la época. Fue el fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, Instituto religioso católico de carácter laical dedicado a la educación de niños y jóvenes, especialmente de los más pobres. El 15 de mayo 1950 fue declarado patrono especial de todos los educadores de la infancia y de la juventud1 y Patrono universal de los educadores2 por el papa Pío XII.

Era el primogénito de una familia acomodada que vivió en Francia hace 400 años. Juan Bautista de La Salle nació en Reims, recibió la tonsura a la edad de 11 años y fue nombrado canónigo de la Catedral de Reims a los 16. Cuando murieron sus padres tuvo que encargarse de la administración de los bienes de la familia. Pero, terminados sus estudios de teología, fue ordenado sacerdote el 9 de abril de 1678. Dos años más tarde, obtuvo el título de doctor en teología. En ese período de su vida, intentó comprometerse con un grupo de jóvenes rudos y poco instruidos, a fin de fundar escuelas para niños pobres.

En aquella época, sólo algunas personas vivían con lujo, había muchas personas ricas y poderosas pero había muchos más pobres. La gran mayoría vivía en condiciones de extrema pobreza: los campesinos en las aldeas y los trabajadores miserables en las ciudades. Sólo un número reducido podía enviar a sus hijos a la escuela. La mayoría de los niños tenían pocas posibilidades de futuro. Conmovido por la situación de estos pobres que parecían "tan alejados de la salvación" en una u otra situación, tomó la decisión de poner todos sus talentos al servicio de esos niños, "a menudo abandonados a sí mismos y sin educación". Para ser más eficaz, abandonó su hogar en Reims y se fue a vivir con los maestros, renunció a su canonjía y su fortuna y a continuación, organizó la comunidad que hoy llamamos Hermanos de las Escuelas Cristianas.



Su empresa se encontró con la oposición de las autoridades eclesiásticas que no deseaban la creación de una nueva forma de vida religiosa, una comunidad de laicos consagrados ocupándose de las escuelas "juntos y por asociación". Los estamentos educativos de aquel tiempo quedaron perturbados por sus métodos innovadores y su absoluto deseo de gratuidad para todos, totalmente indiferente al hecho de saber si los padres podían pagar o no. A pesar de todo, De La Salle y sus Hermanos lograron con éxito crear una red de escuelas de calidad, caracterizada por el uso de la lengua vernácula, los grupos de alumnos reunidos por niveles y resultados, la formación religiosa basada en temas originales, preparada por maestros con una vocación religiosa y misionera a la vez y por la implicación de los padres en la educación. Además, de La Salle fue innovador al proponer programas para la formación de maestros seglares, cursos dominicales para jóvenes trabajadores y una de las primeras instituciones para la re-inserción de "delincuentes". Extenuado por una vida cargada de austeridades y trabajos, falleció en San Yon, cerca de Rouen, en 1719, sólo unas semanas antes de cumplir 68 años.

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